Cuando escuchamos un sonido, este comienza su viaje en nuestro oído. El sonido es captado por el pabellón auricular, esa parte visible del oído, y viaja por el conducto auditivo externo hasta llegar al tímpano.
El tímpano es como una membrana que vibra cuando el sonido lo alcanza. Estas vibraciones se transmiten a través de unos huesitos muy pequeños llamados martillo, yunque y estribo, que se encuentran en el oído medio. Estos huesos actúan como una especie de amplificador, haciendo que las vibraciones del sonido sean más fuertes.
Luego de pasar por el oído medio, el sonido llega al oído interno. Ahí se encuentra una estructura en forma de caracol llamada cóclea. La cóclea está llena de líquido y contiene células especiales llamadas células ciliadas.
Cuando las vibraciones del sonido llegan a la cóclea, hacen que las células ciliadas se flexionen. Estas células tienen unos pelitos diminutos en su superficie que se mueven con las vibraciones. Al moverse, generan señales eléctricas que son como mensajes para el cerebro.
Estas señales eléctricas son recogidas por el nervio auditivo y viajan hasta el cerebro. El nervio auditivo las lleva al tronco cerebral y luego a diferentes áreas del cerebro, como la corteza auditiva. Ahí es donde finalmente el cerebro procesa y interpreta estas señales como sonido, permitiéndonos escuchar y entender lo que estamos oyendo.
El sonido comienza en el oído, se amplifica y viaja hacia el oído interno. Allí, las vibraciones se convierten en señales eléctricas que son transmitidas al cerebro a través del nervio auditivo. En el cerebro, estas señales son procesadas y percibidas como sonido.
Checa el siguiente video cortesía del Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación en donde se explica el interesante viaje del sonido hacia el cerebro.
Este video animado muestra cómo los sonidos viajan del oído al cerebro, donde se interpretan y se entienden. También puede ver: ¿Cómo oímos?, una explicación paso a paso de la audición.
